La Graviola, planta milagrosa La guanábana o la fruta del árbol de Graviola es un producto milagroso para matar las células cancerosas. Es 10,000 veces más potente que la quimioterapia. ¿Por qué no estamos enterados de ello?, porque existen organizaciones interesadas en encontrar una versión sintética, que les permita obtener fabulosas utilidades. Una corporación americana, multimillonaria, inició la búsqueda de una cura para el cáncer y su investigación se centró en la graviola. Todas sus partes mostraron ser útiles: hojas, raíces, la pulpa y las semillas han sido usadas durante siglos por los curanderos y los indígenas nativos en América del Sur, en el tratamiento de enfermedades del corazón, asma y problemas de artritis.
Ante las primeras evidencias, la mencionada compañía gastó ingentes sumas de dinero para probar las propiedades anticancerígenas del árbol y se asombró por los resultados. Parecía que se iba a convertir en la fuente de millonarias utilidades. Pero se encontraron con un obstáculo insalvable: El árbol de graviola (guanábana) – es completamente natural, razón por la cual no es patentable bajo la ley federal. No era posible obtener las jugosas utilidades que se esperaban de ella.
No hay ninguna manera de hacer ganancias serias. La compañía optó entonces por tratar de sintetizar dos de los ingredientes del potente anticancerígeno del árbol de la graviola. Si ellos hubieran podido aislarlos, estarían en condiciones de patentarlo y ganar billones de dólares. Pero se encontraron con un muro infranqueable. El original simplemente es imposible de reproducir.
No había manera alguna para que la compañía mencionada pudiera protegerse comercialmente si divulgara los resultados de sus investigaciones, obteniendo antes una patente exclusiva. Como ese sueño se ha evaporado, la compañía archivó el proyecto y decidió abstenerse de publicar los resultados de su investigación.
Por suerte, un científico que participó en investigación, cuya ética profesional no le permitiría cohonestar tal decisión, resolvió arriesgarse poniéndose en contacto con una firma dedicada a estudiar las plantas de la Amazonia y se hizo el milagro.
El texto fue traducido por el periodista colombiano Orlando López Garcia, para el Instituto de Ciencias de la Salud (L.L.C. 819 N.Charles Street – Baltimore, MD 21201)